Novelas. Tomo V

Mare Nostrum
Los enemigos de la mujer

Como ya comentamos en el volumen anterior, el estallido de la Primera Guerra Mundial alcanza tal peso en el imaginario de Blasco Ibáñez, que todas las obras escritas en estos años están determinadas por el conflicto bélico. De esta manera surge el tríptico sobre la Gran Guerra integrado por Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1916) –editado en el tomo IV de estas Novelas escogidas-, Mare nostrum (1918)  y Los enemigos de la mujer (1919).

Sin embargo, a diferencia del retrato del París asediado de su primera obra, Blasco se centra ahora en abordar los hechos desde una perspectiva distinta. La del conflicto bélico en alta mar reflejado en Mare nostrum. Aquí, además de revelar una vez más su fascinación por todo lo marítimo ya manifiesta en otras novelas (Flor de mayo, Los muertos mandan…), nos descubre una trama de aventuras en la que podemos apreciar las devastadoras consecuencias de la utilización de submarinos alemanes.

Con Los enemigos de la mujer cierra el autor valenciano esta etapa narrativa en torno a la Gran guerra, centrándose en la vida lujosa y decadente del Casino de Montecarlo, que conoce de primera mano tras haberse retirado a  la Costa Azul después de las duras condiciones de vida sufridas en la capital francesa. Gracias a ello recrea con maestría el ambiente refinado y egoísta de gentes frívolas entregadas al juego que sin el menor pudor dan la espalda a la sangrienta batalla europea.

“Yo quisiera que la más interesante de mis obras fuese mi propia vida”, decía Blasco, y no en vano la biografía del escritor valenciano fue la de un infatigable hombre de acción. La política, las letras y el mundo de la prensa protagonizaron su primera juventud, y entre Madrid y Valencia se desarrollan estos primeros años de contundente defensa pública de sus principios. La herencia romántica va ligada a sus comienzos literarios aunque pronto iniciará el ciclo de sus novelas valencianas (<i>Arroz y tartana, La Barraca</i>…) que publicará, en su mayoría, dentro del folletín de <i>El pueblo</i>. Tras esta etapa, se inaugura otra de carácter más social en la que denuncia los males que aquejan la nación (<i>La catedral, El intruso</i>…), a la que le sigue una nueva época con obras de temática amoroso-psicológica como <i>Sangre y arena</i>. El impulso aventurero le llevará a Argentina donde es recibido apoteósicamente, pero en 1914 se traslada a París, abandona el mundo hispano-americano a favor de la causa aliada, y publica alguna de sus novelas más populares en torno al conflicto bélico (<i>Los cuatro jinetes del Apocalipsis, Mare nostrum</i>…). Agotado por su delicada salud se instala en la Costa Azul e Italia donde lleva una acomodada vida de escritor millonario, sin embargo al poco tiempo su espíritu inquieto le lleva a ponerse de nuevo en danza y dar la vuelta al mundo. Ya de regreso en España combate contra la Dictadura de Primo de Rivera y la monarquía de Alfonso XIII, y en 1928 fallece en Menton, pero sus restos no descansarán en Valencia hasta 1933 ya instaurada la República en España.