Obras completas. Tomo 03 *Solo disponible para colección Unamuno

La esfinge
La venda
La princesa doña Lambra
La difunta
El pasado que vuelve
Fedra
Soledad
Raquel encadenada
Sombras de sueño
El otro
El hermano Juan, o el mundo es teatro
Medea

Unamuno escribió teatro durante toda su vida. Desde La esfinge (1898) hasta la adaptación de Medea (1933), se cuentan doce obras, aunque se conservan muchas más de forma fragmentaria. Para esta edición se han tenido en cuenta sólo las obras que están completas. Sus dramas pertenecen a ese grupo de textos que alcanzaron gran difusión por la lectura, pero fueron rechazados por las tablas. Obras como El pasado que vuelve o La difunta, compuestas en 1910, no se publicaron hasta 1959, y el drama Soledad, ni siquiera llegó a publicarse. Unamuno siempre intuyó la importancia de los gustos del público y su influencia en la acogida de las obras, pero no pudo valorar su respuesta inmediatamente. Cultivó un “teatro de ideas”, descarnado y “poco teatral”, que rechazaba el elemento escenográfico, porque realzaba el espectáculo sobre el texto, lo que explica su difícil acceso a las tablas y la escasa difusión de su obra dramática.

El carácter confesional de gran parte de sus obras y las muchas páginas personales que publicó en vida han permitido reconstruir la biografía de este autor. La temprana muerte de su padre y el bombardeo de su Bilbao natal, en la segunda guerra carlista, marcarán su vida y buena parte de su producción. Estudió Filosofía y Letras en Madrid, pero regresó a Bilbao para preparar oposiciones, mientras publicaba en la prensa local. Su periodo formativo se cierra en 1899, año en que se casa y obtiene la cátedra de Lengua griega en la Universidad de Salamanca. Su obra crece aún más en la década siguiente, junto a su fama de hombre individualista y polémico: su imagen pública es antimonárquica y censoria con la Dictadura, hasta el punto de exiliarse a Francia, voluntariamente, en señal de protesta, para combatir al Régimen desde allí, junto a otros intelectuales. Tras seis años de exilio, regresa a España como rector hasta que la muerte de su esposa y la decadencia de la República empañan su ánimo y se recluye en casa hasta su muerte en 1936.